5/11/09

Tu complice

El teléfono me guiña el ojo,
sabe cómo llegar a tu misterio
y me descifra el código numérico.
Sabe de criptografía y jeroglíficos.

Me obliga a mencionarte,
a buscar el eco de tu silencio,
ese que sin nombrarte
siempre me dice “adiós”.

El teléfono telequinético,
el que incrusta tu imagen en mi cráneo,
el que pirograba tus besos en mis huesos,
el que te extraña y se aprovecha de mi dolor.

El teléfono me dice que sueña tu voz,
me suplica por sentirte un segundo,
por erizarse con tu presencia electromagnética;
me llora, con su timbre deshiciente.

Mensualmente me exhibe tu ausencia,
me promete intimidad contigo, con otra tú.

Yo no le hago caso, no atiendo su llamado;
pero tiene enredado a mi corazón.
Me hace falta tu timbre, tu tono,
el ring, ring…
Ring en que perdí por Knockout.

SILENCIO

Silencio! El claxon está recitando una oda al silencio.

Silencio entre los ruidos.

Silencio enclaustrado en la caja de resonancia de mi guitarra

y al rasguear las cuerdas el silencio escurre por mis manos.

― Eco del silencio ―.

La turbosina derramada sobre las nubes produce silencio.

Tu amor, tu recuerdo, tu muerte,

Tú amor, tú vida, todo es silencio…

Yo mismo me transmuto en silencio al golpear las teclas,

al bostezar y al reír, para poder escuchar el silencio.

Silencio apocalíptico del siglo XXI.

19/10/09

Herencia

Me diste la vida y la conciencia, sé distinguir entre el bien y el mal; fui creado a tu imagen y semejanza…
¿por qué estabas tan solo y triste cuando me creaste?

Decreto

El último decreto presidencial escupió:

El amor será PRIVATIZADO!

ya no habrá niños gordos y rosados de tanto comer amor,

ya no será cosa de los pobres.


Y yo me pregunto: ¿Cuándo lo ha sido?

¿Cuándo se ha recibido amor sin tener que dar algo a cambio?

Con esta medida, lo que el gobierno busca

es generar una crisis de amor;

¡dieta obligatoria!

Ahora andaremos por la calle con el corazón desnutrido.


Debería otorgarse amor en las calles,

las empresas deberían dar un bono al enamorado del mes,

deberían levantarse por todas las ciudades

enormes estatuas de parejas enamoradas, amándose.


De esta manera seguiríamos muriendo de hambre,

en el subdesarrollo, pero habría un motivo para vivir.

Seguiríamos muriendo pobres,

jodidos, pero enamorados.

10/10/09

Esperanzado

"El beso es hambre de inmortalidad"
(Ramón Gómez de la Serna)

“Beso no dado:
El que en la mente queda
esperanzado…”
(Elías Nandino)
Sigo buscando la isla
en que enterraste el mapa
que me conducirá a tu misterio.

Quiero descubrir el sabor de tu sombra,
el olor de tus ansias,
el color del deseo cuando resuena en tus ojos.

Alúmbrame con tu faro,
trázame el camino hasta tu abismo,
hasta el sueño que inventaremos.

Convídame de tu muerte que estoy mal herido,
o apaga de una vez estos ojos insistentes,
este vacío que intenta absorberte
que carente de materia no deja de necesitarte.

Suicida

Mario sabía que lo encontraría ahí y que estaba armado; de todas formas se atrevió a entrar a su recámara. Estaba muy oscuro, pero su conocimiento del lugar le hizo sentirse confiado y no encendió la lámpara. A través de la ventana entraba la luz de la luna y Mario pudo verlo, parado frente a él, a muy corta distancia. Mario no pudo evitar horrorizarse al verse tan idéntico a él, con el mismo gesto; así que ambos sacaron el arma y al mismo tiempo dispararon.
Mario cerró los ojos por el estruendo del tiro, pero aún así pudo ver cómo la bala lo atravesó, pudo verlo fragmentarse y vio cómo trozos de su cuerpo caían para romperse en el piso.
—Siete años de mala suerte— se dijo Mario y salió de la recámara. Jamás lo volvió a ver.

3/9/09

III

¿Qué pasaría si por una sola noche
no sintiera tus arácnidas pisadas en mi espalda?
¿a quién protegerás, en qué miedo te refugiarás?

¿Qué pasaría si vivieras sin mi vida,
si no existiera este cuerpo hecho a tu medida?
¿Qué sombra te protegería, quien sería tu consuelo?

Estáticos permanecemos ante el paso de la vida
contemplamos el espectáculo que hemos preparado
para deleite de nosotros mismos
Tú y yo, solamente, sin motín ni fuga posible.

Colapsados en el tiempo, con nuestras vidas al unísono,
marchamos sigilosamente por el valle de los vivos.
Te conformo y me conformas, te siento y me sientes.
Escuchamos el canon de nuestras voces. En contrapunto.

V

Ya me acostumbré a tu misterio,

a tu infantil fantasía de beber mi sangre,

a verte masticando mi existencia

y sonreír, como si nada pasara.


Ya me acostumbré a tu maldad,

a tener que cumplir día a día tus caprichos,

a sentarme y sentirte destrozando,

acribillando con tu ausencia mi existencia.


Ya me acostumbre a tu maldad,

a tu empeño por aniquilarme,

a tropezar siempre con la misma piedra,

y terminar, desangrado, en medio de tus vías.


Ya me acostumbre a tu ausencia,

al vacío que imprimes con tus besos

a tener que suplirte con otras caricias,

otros cuerpos y otra sangre.


Pero a lo que no me acostumbro

es al deseo que en mí generaste,

a la adicción nocturna de tus caricias,

tus palabras rugiendo en mi oído,

la sed, que tus salados besos despiertan en mi alma,

a la vida que me has dejado como castigo.

7/8/09

Con jugada

Ver, desear, acercar, hablar, conocer, oler, tocar, sentir, enamorar, querer, besar, acariciar, amar, luchar, abrazar, oír, consolar...
17 caminos para el mismo destino: la conjugación reflexiva del verbo morir.

6/8/09

Adjetiva

El papel ya no la viste.
Ella salta, se enreda, se diluye.
Toca melodías monótonas que embalsaman mi alma,
desaparece con la compañía, me acompaña hasta el final.
(hasta el principio)


Hay un halo de luna en su misterio,
un halo de mirada en su licantrópica morfina
que me inyecta cruel y seduce y seduce
se luce y goza, salta, se enreda y se diluye.
(roba tu aliento alargando y redundando y dando tanto cada tanto.
Tentando y trastocando todo tu tiempo tristemente conjugado)


Es el amor perfecto, aunque me asusta, me duele.
Acompaña y libera.
(temible, adorable, guardiana de tu esencia)

Es el eco que no encuentra mis oídos,
(llanto que no consuelas)
(mirada que no sientes y que esquivas.
Mirada que te siente, te planea, te modela y perfecciona)

roba mi aliento,
(te consigue)

me persigue,
(te protege)

me mata.
(te )

2/8/09

La melodía mortal

La melodía imposible

debilita día con día

por culpa de la muerte tardía

cada vez más inaccesible.


La melodía maldita

acecha con osadía

provocando una inmensa agonía

que rejuvenece y marchita.


No podemos dejar de escucharla

pues de silencios va vestida

y con el llanto del suicida,

no existe quien pueda soportarla.


Su tónica es mortal,

su escala el dolor aumenta,

su armadura es de fina ornamenta

y su cadencia es plagal.

31/5/09

El corto

Oscuro

Teléfono sonando, lentamente se va iluminando la escena, pero no por completo. Un libro de poesía sobre una mesa de centro, el teléfono sigue sonando, una mano masculina descuelga y, sin contestar, cuelga.

Interior de un departamento (noche)

Hay poca luz, un hombre joven observando por la ventana, fumando, con dos fotografías (una en cada mano). En la primera de ellas se ve a una mujer de pie, sonriente, cabello suelto. En la segunda foto parece estar la misma mujer, la pose es algo fingida (a diferencia de la anterior, la sonrisa es bastante falsa), ella saluda a la cámara, tiene el cabello amarrado.

Él observa ambas fotos detenidamente, fuma y desvía la mirada hacia la calle. En su rostro se puede advertir tristeza, pero sobre todo, preocupación.

Vuelve a observar las fotografías, de pronto suena el timbre. Él no hace caso y vuelve a mirar hacia fuera.

Exterior

Una mano femenina golpea con insistencia la puerta.

Interior

Él se levanta, guarda las fotos en el libro y lo deja nuevamente sobre la mesa (suena el timbre), apaga con calma su cigarro (nuevos golpes en la puerta). Se acerca a la entrada, enciende la luz y abre la puerta para encontrar a la mujer de las fotos, con el cabello suelto.

Ella: Sorpresa!
Él (indiferente): Pasa, te estaba esperando.

Ella entra, lleva unas cervezas en lata y un regalo, parece ser un libro. Él se sienta en el sillón y ella lo sigue, intenta besarlo, pero él se levanta rápidamente (rechazándola) y abre la ventana, ella deja el regalo sobre la mesa, junto al libro.

Ella (mostrándole las cervezas): Mira lo que traje!
Él (aún indiferente, viendo la calle: que bien, ¿celebras algo?
Ella (sorprendida): ¿cómo? ¿Lo olvidaste?
Él (sin voltear): ¿olvidar qué?
Ella: Hoy cumplimos

(Silencio)

Ella (mientras habla, se acerca a él): Bueno, no importa. Aún así podemos pasar una noche especial.

Ella le toca suavemente los hombros, pero él se libra de un movimiento brusco y queda frente a ella.

Él: tengo algo muy importante que decirte.
Ella (intenta abrazarlo): ¿no puede esperar?
Él (retrocede impidiendo el abrazo): No (respira profundamente y exhala de un solo golpe). Conocí a otra mujer y estoy enamorado de ella.

(Silencio)

Él: No sé si por su forma de ser o por la forma en que me trata, pero siento que la amo. Así que es mejor que terminemos

Ella permanece estática, de pie, con la mirada perdida, como tratando de asimilarlo. El se acerca y la toma de los brazos.

Él: Calma, nunca permitiré que se pierda nuestra amistad.

Ella, conteniendo las lágrimas, sale corriendo del departamento, deja la puerta abierta; él no hace nada por detenerla.

Oscuro

Interior de un salón de clases (de día).

Sólo se ve la cabellera amarrada de una mujer. Él se acerca lentamente hasta que sus labios quedan a la altura de su oído, extiende una flor frente a la mujer.

Él (recita): ¿Qué es poesía? Dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¡Que es poesía! ¿Y tú me lo preguntas? Poesía… eres tú.

La mujer voltea sonriente y la cámara muestra que se trata de la misma mujer de las fotos.

25/5/09

Según Möbius

¡Que día tan raro! No sé, es como si tuviera que recordar algo, algo muy importante, ¿pero qué es?, ¿será que la estancia en el hospital alteró mi mente?
     Este día es tan común, parecido a todos los días que recuerdo. Levantarse, ir al trabajo, regresar a casa, dormir y darse unos momentos para comer; aunque cambie los horarios de la comida, la rutina sigue existiendo y aburriendo. Si tan sólo lograra recordar.
     Ya en el metro encuentro gracioso lo que me sucedió hace algunos minutos, saqué el carro de casa y tuve que bajarme de él para cerrar el zaguán, por suerte el vecino me recordó que no circula hoy y por la prisa que tenía tuve que dejarlo en la calle, lo cerré muy bien, cerré mi casa y me dirigí hacia el metro; pero aún tengo la sensación de olvidar algo y sé que no era el color del engomado del carro, es algo más importante, algo que me tiene distraído, tanto que hasta olvidé unos documentos importantes sobre la mesa, pero si regreso por ellos llegaré tarde al trabajo, espero poder traerlos mañana.
     Estoy por llegar, sólo falta pasar por la construcción de ese edificio que seguramente será una plaza comercial, como si necesitáramos otra. Nunca he sabido lo que es un presentimiento, pero este día algo me dice que no pase por ahí, por debajo de esa escalera, pero la sensación de olvidar algo es más fuerte y me olvido del presentimiento, ¿Qué es esta sensación?, escucho un grito, sé que es de uno de los hombres que trabajan en la obra, pero no distingo lo que dice, me quedo parado, algo pasa, volteo hacia arriba, veo una pequeña cantidad de tabiques que han caído del último piso, jamás he contado los pisos construidos pero la altura es considerable, los tabiques se dirigen hacia mí. ¡Claro, ahora sé qué era lo que debía recordar!

SEGÚN MÖBIS

Tiene apenas tres horas que José despertó, pero debido a la insistencia de los familiares se les permitió un momento de visita, además el Doctor Robert Walton, recién llegado de Inglaterra, no había acabado de checar los historiales de los demás pacientes. Después de los 10 minutos que les dieron a los padres de José, se permitió entrar a sus dos mejores amigos que estaban igual de impacientes y preocupados que sus padres por la salud de José
     Pasado el breve tiempo de visita, el doctor revisó a José, para despejar algunas dudas que tenía. Sin embargo los resultados de la revisión no hicieron otra cosa más que comprobar sus sospechas. Él temía que el golpe haya afectado la memoria de José, por eso lo primero que hizo, además de medir la temperatura y la frecuencia cardiaca, fue hacer unas sencillas preguntas.
- Veamos amigo. ¿duele aquí?
- No.
- Listo, ¿recuerda usted su nombre?
- Si, me llamo José Medina.
- Muy bien José, ¿y que tal vas en la escuela?
- No doctor ya no estudio, hace meses que terminé mi carrera, soy abogado y trabajo con Braulio y Joaquín, mis dos mejores amigos. No tiene mucho que empezamos a rentar un despacho y ya hasta tenemos casos.
     Esta última respuesta de José causó alarma en el doctor, pues según el registro del paciente y según sus padres y más aún sus amigos, José se encontraba cursando la carrera de Derecho todavía, era cierto que estaba por terminarla, pero nadie había comentado que ya estaban ejerciendo su profesión. Para despejar las dudas que se empezaban a generar, el doctor hizo más preguntas a José.
- Bien José, posiblemente tengamos que realizarte algunos estudios. ¿sabes que fecha es hoy?
- No doctor, hay muchas cosas que no puedo recordar, ni siquiera sé cuanto tiempo llevo aquí y sinceramente esperaba que usted me lo dijera.
- Claro José, pero primero necesitas descansar muy bien, por último, de las cosas que recuerdas ¿Qué me puedes contar?
- Mi trabajo, mi casa, una aburrida rutina… perdóneme doctor, me duele mucho la cabeza.
El doctor no pudo decir a José la verdad, que llevaba semanas en el hospital y que el golpe había afectado su memoria y quizá eso traería consecuencias en su vida personal, pero esto tampoco lo sabía el doctor. Él simplemente mandó realizar los estudios necesarios para detectar el problema, por suerte no era algo muy grave y con la ayuda de sus familiares y amigos José se recuperó rápidamente.

SEGÚN MÖBIS

Es increíble cómo pasa el tiempo, tres días en el hospital, aunque mamá y los doctores dicen que fueron tres meses, el caso es que el tiempo ha pasado y yo por fin estoy fuera. Al siguiente día que salí, lo primero que hice fue ir al despacho, pero ya no estaba. Un encargado me dijo que hacía años que no rentaban ese lugar y que jamás ha habido un despacho, ¿será que la estancia en el hospital alteró mi mente?
     Mi mente ya está totalmente restaurada, es lo que me dijeron los doctores, aunque sospecho que me borraron algunos recuerdos. Me recibí como abogado, Braulio Joaquín y yo comenzamos a trabajar en el lugar que rentamos para nuestro despacho y hasta el momento todo marcha muy bien, excepto por el hecho de que mi vida se ha convertido en una aburrida rutina: levantarse, ir al trabajo, regresar a casa, dormir…
     Hay algo raro en este día, es como si supiera que hoy se romperá mi rutina, es la sensación de que estoy olvidando algo sumamente importante, pero no sé qué es. Salgo de casa, me dirijo al trabajo y no logro recordar qué es lo que olvido, no es el color del engomado del carro, no son los documentos sobre la mesa, no es la escalera ni el grito del albañil, porque ya me hubiera dado cuenta. Volteo hacia arriba ¡Claro ahora sé qué era lo que debía recordar!

El mejor poeta

Pretendí serlo.

“examen interno”.

Hay cosas que me sobran,

no puedo serlo.

Me sobra papel, tinta, palabras, sombras…

Sobre todo, me sobras tú.

30/4/09

(No hay título)

Me desperté y ví el reloj (El reloj escurrido sobre una rama, en "la persistencia de la memoria" de Dalí"), noté que era algo tarde y que había perdido mi clase de francés, así que decidí seguir durmiendo (nótese que no me precipité, ni me levanté rápidamente, ni salí de mi casa sin desayunar, ni corrí para llegar a mi clase; como lo haría cualquier otra persona). Momentos más tarde hize la parada al chofer del autobús en forma de nube y el chofer muy amablemente me tiró de la cama.
Al abrir los ojos me di cuenta de que era hora de comenzar mi día...

4/4/09

(no hay título)

Existe un cuento que no cuenta nada. Al parecer el autor (o lo que se hace pasar por uno de ellos en estos días) entretiene al lector con palabras al azar, prometiendo un gran relato.
     Yo no he leído ese cuento, ni sé de lo que trata; pero supongo que ha de ser aburridísimo leer algo que no te lleva a ningún lugar. Yo por eso prefiero escribir cuentos y darlos a que mis amigos y seres cercanos los lean, para que conozcan un poco con quién están tratando. De hecho, si no estuviera escribiendo acerca de ese cuento, estaría escribiendo un propio cuento; el siguiente.
     Así es querido lector. Resulta que en un lugar maravilloso (al cual no he inventado un nombre) sucedió un hecho sin precedentes, fantástico pero misterioso, que bien puede caer en lo surreal o lo real; todo depende de cómo lo leas.
     Y seguiría así, detallando a los personajes y el suceso. Sin embargo heme aquí hablando de otro cuento, uno que no cuenta absolutamente nada, tratando de reprobar la osadía del autor por crear semejante barbaridad; pero como no he leído el mentado cuento y no sé quién lo escribió, creo que dejaré mi comentario crítico para otra ocasión.

27/3/09

Anilina

Quise ser parte de la vida, pero se me quedó un trozo de muerte enredado en la existencia.
     Quise ser el primero en llegar, pero fui el primero en perder.
     Justo cuando dejé de querer, ella quiso que la quisiera. Y yo quise quererla nuevamente, pero intenté ser parte de la vida y me enredé con un hilo de muerte que me tendió la soledad desde las sombras.
     Me quedé pegado al vestido empolvado de la vida.
     Se secó la sangre de los recuerdos y ya es momento de estridentizar la ciudad, de subir el volumen a Silvestre Revueltas, de volver a prismatizar las imágenes y agregar colores antiguos, revolverlos con la fosforescencia del siglo. Con la esencia del siglo.
     Quiero ser parte de la vida!! Desenrédame el cabello, creo que hay un latido de muerte incrustado en mi cráneo.

2/3/09

Interno


¿Por qué no me dejas morir?
¿por qué no me abandonas de una vez?
Quizá no sea la única vez que lo hagas,
o la última vez que te lo pida.

Puedes hacer conmigo lo que quieras.
Devuélveme al anonimato,
jamás debí salir de ahí.
¿podrías arrojarme lejos de tu mirada?

Regrésame a la oscuridad,
sumérgeme (de nuevo) en el olvido,
rómpeme, quémame, extravíame
(eso sería lo mejor para ambos).

Tú, que me tienes en tus manos
y en este momento me tomas suavemente.
¿Por qué no me dejas morir?
¿Por qué no dejas de leerme?

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